viernes, 26 de febrero de 2016

Proyecto: Querido diario...

Diario de una mujer española cuyo marido muere en la guerra de Cuba

1º Día

30 de abril de 1898
Querido diario, te escribo para hacerte saber lo desgraciada que me siento y para que si alguien en un futuro lee esto pueda saber lo injusta que es mi sociedad.
Soy Mariana Pérez, tengo 26 años y estoy casada con Antonio Patiño de 30 años, ambos trabajamos como humildes campesinos y logramos lo necesario para sobrevivir. Tenemos tres hijos. Todos vivimos en un pueblecito de Ciudad Real al que dan el nombre de Almagro. 
Hace pocos días, según se oye en el pueblo, Estados Unidos nos declaró la guerra y por desgracia mi marido ha sido llamado para combatir en ella, simplemente por la injusticia de no poder pagar 1.497 miserables pesetas. Maldigo el día en que Dios hizo de mi y de mi familia gente pobre y sin suerte.
Espero y deseo que con el nombramiento de Weyler como nuevo general en Cuba todo vaya bien. 
También nos hemos enterado de que se nos acusa, a nosotros los españoles, de haber hecho explotar un barco de guerra de los americanos. Espero que este hecho no influya en la guerra y no vayan a combatir contra los españoles que se hallan allí con mayor rabia.
No nos queda otra que rezar para que Antonio vuelva sano y salvo o como mínimo que vuelva.

2º Día

25 de junio de 1898
Querido diario, hace poco días recibí una carta que escribió mi marido al llegar a las américas, en ella me cuenta que todo va bien, que aquello no es tan malo como había él pensado, pero sé que todo eso me lo escribió para tranquilizarme ya que si, era tal y como lo pensamos, o quizás peor. Al leer la carta no he podido evitar pensar en todas las barbaridades y atrocidades que se viven en una guerra.
Me ha contado los nuevos planes que tienen y me ha dicho que en los campos en los que concentran a la población está él vigilando, por lo que no corre peligro directo de muerte.
Tan solo hace un mes y veinticinco días que mi marido, mi Antonio partió hacia la guerra, hacia las americas y esto está siendo muy complicado para mi y para los niños. 
Rezamos cada día para que todo acabe pronto y pueda regresar con nosotros.

3º Día 

8 de agosto de 1898
Querido diario, hoy hace un año aproximadamente desde el asesinato de nuestro presidente Cánovas, aquí las noticias llegan tarde, mal y nunca ya que el pueblo es siempre el último en enterarse de todo.
Sabemos que con el nombramiento del nuevo presidente (Sagasta) se ha destituido a Weyler y en su lugar han nombrado general a Martínez Campos. No sabemos como planteará este hombre la guerra pero cada vez mi temor y miedo por la posible muerte de mi marido es mayor y es que ya no se que hacer para calmar mi angustia, además, ya no se como ocultar a mis hijos que su padre está al otro lado del océano combatiendo en una guerra, de la que es posible que no vuelva. Esta angustia va a acabar conmigo.

4º Día

10 de agosto de 1898
Querido diario, sé que te escribo muy de seguido pero no sigo sin saber como borrar la angustia y el malestar que ahora mismo me invade. Acaba de llegar la noticia de que España ha perdido la primera batalla de la guerra. Cuando he oído que el primero de mayo de este mismo año Estados Unidos acabó con toda la flota española ne ha dado un vuelvo el corazón. Me siento fatal pues cada vez que pienso todo lo que mi marido esta viviendo me recorre todo el cuerpo un enorme escalofrío. Dios sepa lo que esté ocurriendo ahora mismo.
He mirado unas listas que han publicado de los heridos y fallecidos y por suerte Antonio no está en ninguna de las listas. Ojala y Dios esté cuidando en todo momento de él. 
Esto es un sin vivir, ya ni duermo y se está volviendo todo como un infierno. No veo el día en que por fin esto termine. 

5º Día

30 de noviembre de 1898
Querido diario, hoy un trozo de mi se ha ido. Se acabó, todo ha llegado a su fin. la guerra y sí, también la vida de mi pobre Antonio. Hace unos días llegó la lista oficial de todos los fallecidos en la guerra y ahí, en la primera posición de la segunda columna de la primera de las hojas esta su nombre, Antonio Patiño. No hay consuelo que ahora calme nuestro dolor, ni el mio ni el de mis hijos, se nos ha venido el mundo encima con esto, todavía no podemos creerlo. Estos malditos americanos no tienen perdón de Dios.
Por ser pobre, ha muerto por ser pobre, por no poder pagar para librarse del servicio militar. Ahora en el mar que rodea Cavite está el cuerpo de un héroe, de un santo. Que Dios lo tenga en su gloria y me lo cuide allí arriba donde yo ya no puedo, ahora es mi Antonio el que tiene que cuidar de todos nosotros y protegernos junto a Dios. 
Hoy nace en mi un sentimiento contra el servicio de militar, un odio hacia aquellos que le obligaron a marchar de casa, a marchar de la vida. 



Los nombres de Mariana Pérez y Antonio Patiño NO SON REALES.

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